
La creencia en los espíritus de la naturaleza se sumerge en la noche de los tiempos, las antiguas comunidades de toda Europa se encargaron de dejarnos un buen legado de tradiciones que nos hablan de estos seres mágicos. También en otras latitudes podemos encontrar referencias acerca de esos seres. Por ejemplo en Pakistán, Himalaya, India, etc…Innumerables relatos que con el transcurso del tiempo se han quedado en leyendas.
Lo cierto es que son más antiguos que el tiempo, esparcen sus energías alrededor de la tierra y el cielo. Su trabajo esta más allá de la comprensión del ser humano. Ellos desde su mundo nos filtran constantemente información, que llega hasta nosotros, la captamos con el cuerpo, con los sentidos y penetra a través de todo nuestro ser, llegando hasta el chacra del corazón, y es aquí donde decidimos como emplear esta energía de la forma más creativa. Los niños, algunos artistas como pintores y escritores lo saben y por supuesto los mas favorecidos a la hora de intuir estas ondas de energía son los psíquicos y sanadores que no solo perciben, también en alguna ocasión han tenido la suerte de poder ver estos maravillosos seres.
Los cinco símbolos elementales
Los griegos propusieron la existencia de cinco elementos básicos. De éstos, cuatro eran los elementos físicos, fuego, aire, agua y tierra, de los que está compuesto el mundo entero. Los alquimistas finalmente asociaron cuatro símbolos triangulares para representar estos elementos. El quinto elemento, que tiene una variedad de nombres, es diferente que los cuatro elementos físicos. Algunos lo llaman Espíritu. Otros lo llaman Éter o Quintaesencia (el quinto elemento). En la teoría oculta occidental tradicional, los elementos son jerárquicos: Espíritu, fuego, aire, agua y tierra, siendo los primeros elementos más espirituales y perfectos y los últimos elementos más materiales y básicos. Algunos sistemas modernos, como Wicca, ven los elementos como iguales.
Antes de examinar los elementos en sí, es importante comprender las cualidades, orientaciones y correspondencias que están asociadas con los elementos. Cada elemento está conectado con aspectos en cada uno de ellos, y ayuda a correlacionar su relación entre sí. En los sistemas elementales clásicos, cada elemento tiene dos cualidades y comparte cada cualidad con otro elemento.
El elemento agua: El agua es el elemento de la emoción y el inconsciente, en oposición al intelectualismo consciente del aire. Es uno de los dos elementos que tienen una existencia física que puede interactuar con todos los sentidos físicos. El agua todavía se considera menos material (y por lo tanto superior) a la tierra porque posee más movimiento y actividad que la tierra. Ha sido considerado como el principio femenino que preside la fertilidad y la maternidad, al igual que el fuego esta ligado a los rituales de purificación. Los seres que pertenecen al elemento del agua son las ondinas, sirenas, ninfas y náyades, las cuales se encuentran en los océanos, ríos, lagos y principalmente en las cascadas.
El elemento tierra: La tierra es el elemento de estabilidad, arraigo, fertilidad, materialidad, potencial y quietud. También puede ser un elemento de comienzos y finales, o muerte y renacimiento, ya que la vida proviene de la tierra y luego se descompone nuevamente en la tierra después de la muerte. Se considera que la tierra tiene la facultad de poder recibir y anular las descargas de energías negativas. A los seres de la tierra se les ha visto más frecuentemente en cavernas y en las minas. La literatura medieval les dio el nombre de Gnomos.
El elemento fuego: El fuego está asociado con la fuerza, la actividad, la sangre y la fuerza vital. También es considerado como altamente purificante y protector, consume impurezas y hace retroceder la oscuridad. Se considera tradicionalmente como el elemento físico más extraño y espiritual debido a sus propiedades masculinas (que eran superiores a las propiedades femeninas). También carece de existencia física, produce luz y tiene un poder transformador cuando entra en contacto con más material físico. Este elemento es el más enigmático y sorprendente de los cuatro debido a que su energía es extremadamente poderosa. Hoy en día se sigue utilizando el fuego de las velas para comunicarse con los planos superiores y recibir su información. Así pues el fuego es definitivamente un puente que une lo material con lo espiritual.
El elemento aire: El aire es el elemento de la inteligencia, la creatividad y los comienzos. En gran parte intangible y sin forma permanente, el aire es un elemento masculino activo, superior a los elementos más materiales del agua y la tierra. Los espíritus de la naturaleza que habitan en el elemento aire son de un orden y un nivel evolutivo superior a los demás, porque estos ya se han desprendido definitivamente de la materia física. Son los llamados silfos y sílfides.
Por su evolución ascendente estos elementos están en perfecta sintonía bajo las «ordenes» de un ángel o una Deva de un nivel muy elevado. Ellos están convencidos de que pronto adquiriremos una conciencia mas profunda sobre la verdad de nuestra especie y de la realidad que nos rodea y podremos poner fin a nuestros miedos, para dar comienzo a una nueva fase de cooperación entre los guías del mundo etérico y los humanos.
Interesante articulo y felicidades por este blog
hola elise defer le mando un fuerte abrazo y le agradesco todo lo que nos ayuda muchas gracias.
Buenas noches Elise, mi Ángel de Luz. Excelente artículo. Ojalaís todas las personas puedan posicionarse de estas sabias enseñanzas. He aquí la fuente de sabiduría para comprender a este mundo!. Agua, tierra, aire y fuego los cuatro pilares fundamentales para vivir con plenitud, siempre y cuando aprendamos a relacionarnos armonicamente y con respeto con estos elementos. Amamos, respiramos, nos alimentamos gracias a éllos!