La Flor de la Vida y los sólidos platónicos

La flor de la vida forma parte de todo ese conjunto de energías sutiles que contiene a toda la vida que nos rodea, siendo el emblema de la realidad del cosmos. La Flor de la Vida es la penúltima forma de geometría sagrada. La geometría sagrada es la estructura morfogenetica que sostiene la realidad tridimensional en la que vivimos.

A veces se llama «el lenguaje de la luz» y a veces «el lenguaje del silencio». La Flor de la Vida es un lenguaje que habla de toda la creación a través del cual todo ha sido y es creado. Contiene el patrón de todas las leyes de la física, y de todas las formas de vida biológica. Y esto nos incluye a cada uno de nosotros como entidades biológicas individuales.

¿El símbolo de la Flor de la Vida donde se encuentra?

La geometría sagrada es la base del diseño, la arquitectura, la fabricación y construcción de las estructuras sagradas tales como templos, mezquitas, megalitos, monumentos e iglesias, espacios sagrados como altares, lugares de congregación como los bosques sagrados. El símbolo de la Flor la Vida se puede encontrar en todas las religiones y templos del planeta como la Ciudad de Éfeso (Turquía), varios templos en la India, en templos de Japón, en la Ciudad Prohibida (China), en el Monte Sinaí, en Galilea y Masada (Israel), templos en Egipto, en la mezquita de Córdoba (España), templos budista en Ajantā, el templo de Osiris en Abydos, en el arte medieval, etc…

La Flor de la Vida y los sólidos platónicos

La Flor de la Vida contiene todos los símbolos geométricos sagrados que son los que constituyen la matriz de la vida tal y como la conocemos. Todas las formas geométricas se derivan de la Flor de la Vida, esta contiene todos los sólidos platónicos que a veces también son llamados “figuras cósmicas”. Los sólidos platónicos eran conocidos por los antiguos griegos, y fueron descritos por Platón 350 años antes de Cristo. Según Platón estas geometrías son la raíz y el lenguaje de la creación.

Creando así el microcosmos y el macrocosmos de los universos, y en última instancia, nuestros mundos físicos y metafísicos. Platón equiparó el tetraedro con el elemento fuego, el cubo con la tierra, el icosaedro con el agua, el octaedro con el aire, y el dodecaedro con el universo. Pero incluso anterior a Platón, el pueblo neolítico de Escocia ya desarrolló los cinco sólidos, y estamos hablando de mil años antes. Eran modelos de piedra que hoy en día se conservan en el Museo Ashmolean de Oxford.

Los cinco Solidos Platónicos:

EL TETRAEDRO (Pirámide)

• Elemento fuego

• Representa: La iniciación y sabiduría.

• Asociado al Chakra del plexo solar (Manipura)

• El tetraedro representa el fuego y cada cara es también el triángulo alquímico del fuego. Los tres triángulos superiores representan el Fuego Solar, el Fuego Volcánico y el Fuego Astral, mientras que el triángulo inferior, a menudo oculto a la vista es el calor latente. Los triángulos superiores también están vinculados a los tres signos astrológicos del  fuego: signos Aries, Sagitario y Leo.

EL OCTAEDRO

• Elemento Aire

• Representa: Comunicación, perfección de la materia a través del espíritu.

• Asociado al Chakra del corazón (Anahata)

• Su energía se utiliza principalmente en los tratamientos de la curación holística.

EL HEXAEDRO (El cubo)

• Elemento Tierra

• Representa: La Manifestación de todo cuanto existe.

• Asociado al Chakra base, o Chakra raíz (Muladhara)

• Ratifica todos nuestros propósitos en el plano físico. La energía se transforma en materia.

EL ICOSAEDRO

• Elemento Agua

• Representa: El cambio, la transformación.

• Asociado con el Chakra del ombligo (Svadhisthana)

EL DODECAEDRO

• Elemento Éter

• Representa: La trascendencia.

• Asociado con el Chakra del Tercer Ojo (Ajna)

• A sus doce caras se le atribuye los doce signos del zodiaco. Siendo finalmente el símbolo de la ascensión y asociándose a su vez con los tres chakras superiores, quinto, sexto y séptimo.

¿Cómo afectan los sólidos platónicos a nuestros cuerpos físicos?

Estos solidos platónicos forman unos patrones de energía y estos se unen a nuestros campos morfogenéticos a medida que descienden desde los reinos más sutiles de dimensiones con mayor frecuencia vibratoria y acceden a nuestro nivel más denso de la manifestación física, (nuestros cuerpos físicos), creando un entramado energético único que rodea a todos los seres en el universo.

Este campo de energía es de estructura cristalina, y de la misma forma que el cristal de cuarzo almacena información, esta información queda registrada en nuestro campo energético humano conteniendo así todas las experiencias y emociones acumuladas a lo largo de todas nuestras vidas anteriores. A esto se le conoce como Registros Akáshicos.

En muchas ocasiones, estos patrones de energía geométricos son «atrapados» de una forma un tanto “caótica” y sin armonía, esto da como resultado que estas «partículas adheridas» a nuestro campo energético puedan llegar a crear “semillas de mala salud” dando como resultado, el desequilibrio emocional y otras experiencias discordantes en nuestras vidas. Por lo tanto, será muy importante cuando accedamos conscientemente a nuestro campo de energía personal utilizar una intención sana y equilibrada siendo conscientes en todo momento de todas las energías que se ha mencionado anteriormente.