
Cuando te sientes literalmente abatido en la vida y te preguntas una y otra vez porque eres víctima de la situación que estás viviendo, sea lo que sea que hayas visto o sentido dará igual porque la sensación es la misma siempre, una increíble devastación en tus emociones y sentimientos.
Y es que la vida está creada de muchas dificultades y obstáculos siendo el espacio de la felicidad y los buenos momentos más escasos. El desamor, la enfermedad, lesiones, la muerte, el abandono, la indiferencia e incluso la mala suerte ocupa un espacio de nuestra vida mucho más amplio de lo que nos gustaría y aunque podemos compartir experiencias similares, cada dolor es personal. Y el dolor profundo siempre saca demonios personales, como culparnos a nosotros mismos, abrazar el victimismo o la amargura. Tales elecciones engendran atrapamiento, no libertad.
No importa cuántas veces ciertas personas con buenos sentimientos nos digan que lo comprenden incluso algunas veces pueden llegan a empatizar con nuestro dolor y nosotros lo agradecemos, pero lo cierto es que nuestra precepción seguirá siendo de un cierto abatimiento por la vida porque nuestra apreciación (nuestra realidad) en ese momento es que nuestros sentimientos o emociones están como destruidos.
Es tanto el nivel de dolor interno que no podremos ver las otras situaciones y circunstancias positivas que componen nuestra vida, dará igual si nos hemos comprado la casa de nuestros sueños, si estamos con el amor de nuestra vida o si por fin vamos a conseguir realizar el viaje que siempre quisimos, o simplemente si el resto de cuestiones en nuestra vida funciona bien. Nuestro dolor emocional no nos dejará ver el “otro lado” ya que nuestra percepción solo estará enfocada en que la vida se nos va poco a poco.
Ni consejos ni respuestas rápidas
Cuando se vive en este estado de profundo abatimiento mental lo último que se debe emitir y recibir son consejos y respuestas rápidas porque nuestros sentimientos heridos pueden hacer que recibamos las consoladoras palabras como un mensaje sin sentido o incluso en algunas ocasiones falso, recordemos que en esos momentos no se puede ver más allá de nuestro propio dolor y es posible que nos encontremos sumergidos en un bucle del que no veamos como poder salir, aunque los mensajes provengan de las personas que más queremos o más confiamos.
Vuelve a enamorarte de ti mismo
La clave para ver “la luz al final del túnel” está en primer lugar en ser paciente con uno mismo. Tenemos que volver a encontrarnos bien dentro de nosotros mismos, recuperar nuestra autoestima y bienestar interior y ha este punto solo se llega con un gran trabajo personal. Tenemos que ser conscientes y tener claro que nadie llegara a nuestra vida y realizará este trabajo por nosotros, principalmente porque nosotros somos los protagonistas de nuestra propia existencia y esto significa aprender a manejar nuestros tiempos de dolor, lucha y capacidad de avance. Por eso se llama trabajo interno.
Cada persona vibra y siente en unos tiempos concretos
Por supuesto podemos y debemos pedir ayuda, pero solo cuando lo hayamos decidido o seamos conscientes de que ha llegado el momento de salir del bucle, alguien podrá orientarnos en “este túnel sin salida”, pero no antes. Nosotros debemos decidir cuándo ha llegado el momento y quien puede ser nuestro guía, profesor, ayudante, etc. (por eso ni consejos ni respuestas rápidas). Quien nos comprenda y nos respete comprenderá esta fase de transición.
Nuestra mente y el miedo a aceptar la realidad puede jugarnos una mala pasada
Hay personas que son muy fuertes mentalmente, pero subestiman el necesario proceso de trabajo interior hasta llegar a ser conscientes que van a necesitar ayuda para salir de su estado emocional y así poder avanzar sin recaer de nuevo.
Y es que las emociones son un mundo aparte y no funcionan igual que nuestro cuerpo físico. Cuando la vida nos derriba cruelmente o hemos sufrido un shock emocional la acción inmediata no debe ser volvernos a levantar rápido, al contrario, al igual que al tropezar la mente reacciona haciendo que nos levantemos de inmediato y comencemos a movernos de nuevo, las emociones requerirán toda nuestra atención, dedicación y paciencia.
Por eso no debemos ignorar una lesión grave emocional porque eso solo empeorara las cosas. Sientes dolor y el dolor exige atención con lo cual ante todo necesitamos reconocer que algo ha movido nuestros cimientos más profundos y necesitamos tiempo para asimilar y seguir con el resto del proceso. ¡Cuidado con seguir con nuestra vida como si no ocurriera nada! Engañarnos a nosotros mismos solamente va hacer que arrastremos inconscientemente futuros traumas no resueltos creando situaciones decepcionantes y frustrantes.
Aprender a reconocer un dolor emocional nos aportara calma y libertad interior
Curar las emociones difíciles es un paso importante para curarnos a nosotros mismo. Cuando aprendes a sanar emociones complicadas que surgen en el momento, o emociones que están ligadas a eventos negativos pasados, no solo liberas tu cuerpo para sanar, sino que también allanas el camino para crear un futuro nuevo y más saludable para ti.
Cuando experimentas un evento doloroso o perturbador y no expresas tus emociones en el momento, esta energía se almacena en el cuerpo ya que la energía de la emoción no se desvanece. Con el tiempo, esto puede conducir a una acumulación de energía negativa en nuestros cuerpos y no solo se puede causar resentimiento o un «corazón cerrado», sino también problemas físicos. A veces se convierten en enfermedades psicosomáticas, pero desgraciadamente en un tanto por ciento muy alto se transforman en enfermedades reales.
Cómo comenzar con nuestro proceso de curación:
1. Se consciente de tu dolor, no huyas de él.
Evitar el dolor solo hará que este aumente y para sanar deberás pasar por la puerta de la pena. Resérvate el tiempo suficiente como para llorar o analizar y después concédete el permiso para lamentarte todo el tiempo que consideres oportuno, pero recuerda que la energía tiene que fluir y que nada es para siempre, por lo tanto, si puedes crear tu solo este proceso perfecto sino puedes y vemos que pasa el tiempo (más de 6 meses) y no nos ha sido suficiente para entonces aquí será necesario una ayuda exterior profesional.
2. Ni solo ni excesivamente acompañado.
Estar con nosotros mismos a solas durante un tiempo es parte de la curación, pero también hay que tener cuidado y no dejarnos llevar por la inercia y el paso del tiempo, puesto que es fácil confundir la etapa anterior con el aislamiento y este último no es saludable y tampoco es nuestro objetivo. Solamente cuando haya llegado el momento que consideres oportuno ponte en contacto con amigos o personas que sean afines a ti. El tiempo y la paciencia serán tus mejores aliados, rodéate de amigos que puedan entender esto.
3. Actividades fuera de tu hogar para encontrar la paz y el equilibrio interno
Mientras vamos creando pequeños avances día a día podemos encontrar un cierto alivio en actividades creativas como la lectura, la música, o el arte, la escritura suele ser la más elegida. Algunas personas encuentran su consuelo en la oración, otras en la meditación o la filosofía, sea la tarea que sea que nos aporte paz mental y nos traiga de vuelta el equilibrio a nuestro interior será bienvenida.
4. Comenzamos una nueva etapa
Ahora estás probablemente por primera vez en tu vida dando a tus emociones heridas espacio para estar y lo más importante, les estás dando amor. En lugar de abandonar o juzgar tus emociones difíciles (y luego a ti mismo), estás dando a tus emociones tu amor incondicional. El amor es el máximo sanador y cuando haces este ejercicio lo más probable es que las emociones estancadas o dañadas desaparezcan rápidamente. Sin embargo, a veces lleva más tiempo curarlos, puesto que recordemos que cada persona tiene unos tiempos concretos. Mientras recuerdes dar a tus emociones el amor que anhelan, estás en camino a sanarlas.
Trabaja con tu mente visualizándote en una nueva etapa
Abriremos nuestra mente hacia nuevas formas de pensamiento. Cada día añadiremos un pensamiento más a nuestra mente y le diremos que nosotros tenemos el control de todo cuanto entra en ella, y si algo no nos gusta (pensamientos de miedo, ira o tristeza) le diremos que en ese momento nosotros preferimos pensar otra cosa.
Muchas personas llevan consigo una gran cantidad de emociones difíciles y no resueltas del pasado que permanecen en sus cuerpos y crean una desarmonía y una enfermedad en su interior. ¿Por qué? La emoción no es otra cosa que «energía en movimiento» y de acuerdo con las leyes de la física, la energía nunca puede ser destruida, solo puede ser transmutada.
Tus emociones pueden ser una fuente maravillosa de curación y fortaleza. Una vez hemos pasado el proceso de recuperación de un trauma emocional nos volvemos más fuertes, más sabios y también más resistentes. Por eso ámate siempre como mereces.
Elise Defer Coach emocional
Eres MARAVILLOSA!!!
Bendiciones.
Simplemente maravillosa. Que la Luz siempre te ilumine!. Bendiciones y gracias por todo!.
Igualmente Elve. Bendiciones alma de luz.
Excelente articulo Elise. Sin duda alguna las heridas emocionales no se curan fácilmente, requieren en primer lugar reconocerlas, descubrirlas, reconocerlas y luego poner en práctica los sabios consejos del artículo. Pienso que las emociones en cierto modo se pueden controlar, manejar, pero hay que saber hacerlo, por lo general contamos con excelentes coach como mi Ángel de Luz Elise, quien sabe perfectamente guiar y acompañar a los que pasamos por estos trances. Gracias Elise por tanta luz y sabiduría.
Gracias a ti bello angel.